Martirene Alcántara
digna heredera y creadora visual
Una fotógrafa joven que se denota en su gusto y deleite en la recreación de visualidades poco comunes; y con ello me refiero a la síntesis, lo escénico y lo virtuoso en sus imágenes. Digna heredera de dos padres pintores, su iconicidad deambula entre los tonos y matices de la imagen hacia la instantaneidad que da la fotografía.
Limpieza quirúrgica en sus fotografías: vuelan las aves, caminan los sembradores, suben las escaleras, conviven los árboles, asombra a los ángeles, retazos de esculturas se encuentran en el vacío o blanquecinas sábanas ondean. Todos ellos son la demostración de las formas sutiles, recortadas y exhibidas como un ser extraordinario y único. Los objetos y las personas cobran vida por el color, el encuadre y la factura fina de su obra.
El trabajo de Martirene muestra una estructura visual forjada entre la sección áurea pictórica –que no pictorialista— y la definición de tercios de la cámara fotográfica, elementos que seguramente introyectó desde niña, los vivió, los encontró en su diario andar y se impregnaron de manera natural en su forma de mirar. Por ello, me parece que además de buscar los momentos precisos, encuentra en el cielo de una construcción los ángulos y la trigonometría que alienta esa composición, de modo muy modottiano, pero con el desgaste y el color sepia que el tiempo les otorgó. Por su parte, son las líneas horizontales o verticales ejes icónicos constructivos, pues de manera casi arquitectónica los juega para estructurar sus visualidades, sus encuadres que le dan a la fotografía ese tinte necesario para mostrar sin evidenciar, como lo hace con las blancas sábanas tendidas y sus líneas azules que juegan y ondean con el viento.
Son las obras de Alcántara-Grizá esa muestra que Martirene hace patente, en su contundencia con el uso del color. Pocos fotógrafos documentales logran encontrar en el color la manera de atraer sin convertirse en una marca, en un referente kodakiano. Para Martirene la matriz es justamente el color, pues ha estado inmerso en su vida que transcurrió entre pinceles y tubos de óleo, con los matices acompasados de olor a pintura y los enormes caballetes que la rodearon al crecer; ellos son los que cedieron ante la fuerza de la imagen fotográfica. Así el matiz del rojo sobre el rojo recuerda el suprematismo del artista Kazimir S. Malévich con sus cuadros blanco sobre blanco, y la respuesta que hiciera de ellos el pintor, escultor y fotógrafo Aleksandr Ródchenko con la serie de negro sobre negro, ante el cuestionamiento de la pintura como tal en el siglo XX.
La fotógrafa incluye en esa obra su intención no sólo de la abstracción del color rojo, pues entre sienas tostadas y naturales también subraya la presencia del personaje, que se pierde entre los tonos pausados y se recupera con el encuadre del sombrero de paja blanca, que inserta su presencia.
El acento de lo inusual es lo que permite que el espectador fije su mirada, no es lo armónico al infinito, no es lo obsesivamente cuadrado, al contrario es el toque de algo que se desprende lo que fija la mirada, lo que hace del punctum propuesto por Roland Barthes, (es decir lo que más llama la atención emotivamente), la pauta para admirar su obra, sentir la paz y la armonía que brindan sus cuadros fotográficos, como el hombre que camina con la oz en sus manos frente al verde futuro que le aguarda impasible.
Recuperar la historia de la pintura, las rupturas con la fotografía, sus encuentros y disímbolas presencias, sus comparecencias y mutuas influencias es lo que permite encontrar a la fotografía y a la pintura como dos vetas de trabajo que históricamente se hermanan en la era de los contagios y se sueltan en el grito de su independencia. Es lo que me parece podemos ver en la grata, sugerente y sublime obra que nos presenta Martirene Alcántara en el día a día de su vida universal, trasversal, viajera incansable, pero sobre todo gloriosamente colorística, aún en sus obras de un blanco y negro impecable, aparece su vida y su color natural.
Rebeca Monroy Nasr
Octubre 2013
Octubre 2013